No. 3 y Operaciones al Azar
El número tres siempre ha tenido gran significado para la humanidad, desde tiempos remotos, no en vano casi todas las religiones tienen una Trinidad, como la Católica (Padre, Hijo y Espíritu Santo), la hindú (Brahma, Shiva y Vishnú), la egipcia (Isis, Osiris y Horus), la mitología griega (Zeus, Poseidón y Haides), la romana (Júpiter, Neptuno y Plutón), etc. El dedo tiene tres articulaciones, el triángulo tres lados, se necesitan tres patas para equilibrar un taburete, y así por delante.
El tres es el número de la organización, ya que hace con que las cosas sean más harmónicas. El número π (pi) es la constante que más despierta pasiones entre los matemáticos y antes de su actual valor de 3,1415926535, era empleada como 3 y una fracción añadida de 1/8.
Hay también una teoría de que 1 + 1 = 3. Si adicionamos un componente a otro componente totalmente diferente, obtendremos un tercer componente, y no dos componentes. Por ejemplo, si mezclamos el negro con el blanco obtenemos un tercer elemento: el gris.
Por várias razones el número tres me llamó la atención en el año 2006, y apartir de eso, he investigado y intentado aplicar algunos conceptos relacionados al número en mis creaciónes de diseño. ¡Y funcionó!
En mi caso, tenía tres tipos de material. La misma estampa en tres versiones diferentes de colores y cada estampado tenía tres colores donde yo elegía el predominante, el secundario y el de acento. Así surgió mi carta de colores. De cierta forma esto también fue al azar.
Los moldes también fueron surgiendo en divisiones de tres, como si cada parte del cuerpo fuera dividida en tres partes – lo que hace la costura más entallada.
Como explicaré posteriormente, Merce Cunningham y su juego de operaciones al azar, fueron y siempre serán una gran fuente de inspiración. Hace tiempo que decidí que trataría de trabajar los mismos conceptos y aplicarlos a la moda.
La ventaja de las operaciones al azar o aleatorias es que te ofrecen innumeras posibilidades. Mejor dicho, las posibilidades son mucho más profundas. Y contrariamente a lo que pueda parecer, el método es extremadamente organizado. O sea, Merce Cunningham decide con que elementos quiere trabajar y las combinaciones de estos elementos las hace al azar. Por ejemplo, una tirada de dados decide cual escenografía usar primero, otra cual partitura y una tercera cual figurín. Para mí, este concepto es válido no solamente para la danza – donde comprobé que funciona y es muy efectivo – sino para otras tantas manifestaciones. Quise profundizar como funcionan las operaciones al azar, recordando siempre que es un aleatorio organizado.
Conclusión: veo mis colecciones de forma matemática. La divido en bloques y hago un denominador común para los grupos y, como en un juego, voy armando los looks y decidiendo el hilo conductor de una colección completa. Por lo tanto, raciocino la colección en números.
Dancewear y Activewear, una oportunidad de mercado
Tengo claro que la danza es mi gran inspiración y dancewear es lo que tengo que hacer – juntar mi aptitud para la danza con mi sensibilidad artística para generar cosas interesantes y novedosas. Comprobé también que mi idea no era tan disparatada ya que en mis muchas horas de investigación llegué a la conclusión que la danza está en voga, ya sea por la importancia que ha adquirido el ejercicio (la danza lo hace placentero – por eso su presente auge) para la calidad de vida y programas como “Dancing with the Starts (Danzando por un Sueño)” que han llamado la atención para esa modalidad a nivel internacional. Nike recentemente lanzo una colección solo para danza y estará disponible en los locales de Uruguay también.
Entonces la ropa deportiva se transformó en una oportunidad de mercado que tiene todo para seguir de moda indefinidamente. El “Active Wear” o ropa para ejercicios es como un mercado en si mismo. Hoy en día casi todas las grandes marcas deportivas tienen una línea más fashion. Lo que se veía hasta hace poco era ropa con un diseño superficial, donde faltaba el sentimiento. Ponerle sentimiento, eso es lo que trato de hacer.
27 feb. 2007
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